Una de las técnicas grupales más importantes de la creatividad es el Brainstorming o tormenta/lluvia de ideas.
La mayoría habrá escuchado hablar de esta técnica, que permite generar ideas abundantes y originales en grupo de forma sencilla, ya que facilita el surgimiento de nuevas ideas sobre un tema o problema determinado.
Su creador, Alex Faickney Osborn (especialista en creatividad y publicidad) de la Universidad de Buffalo, lo descubrió en 1938 cuando encontró ideas creativas como resultado de un proceso interactivo de grupo no estructurado que generaba más y mejores ideas que las que los individuos podían producir trabajando de forma independiente. Dando la oportunidad de hacer sugerencias sobre un determinado asunto y aprovechando la capacidad creativa de los participantes.
Fue publicado en 1963 en el libro “Applied Imagination”.
Los principios básicos de esta técnica son:
– Toda idea es bienvenida. Cuantas más ideas surjan, mejores resultados se obtienen. Según su creador, la cantidad produce calidad. Osborn demostró que las últimas 50 ideas de una sesión, son de mejor calidad que las 50 primeras, por ello, podemos decir que la calidad viene sola.
– Tantas ideas como sea posible. La producción de ideas en equipo es más efectiva que la individual.
– Toda crítica está prohibida. La creación de ideas es más productiva si se excluye la crítica. Hasta que no agote la capacidad creativa del grupo, no debe realizarse la crítica de las ideas de los demás. Para ello, habrá que evitar frases “asesinas” tales como: eso es una tontería, a nadie le interesa, nadie lo hace así, demasiado moderno, si fuera buena idea la utilizarían otros, etc; y las frases “suicidas” como: esto no puede funcionar, no estoy muy familiarizado con esto, pero…, sé que esto no resuelve el problema, pero…
El método cuenta con los siguientes pasos:
1. Se elige un tema.
2. Se marca el tiempo durante el que vamos a trabajar. Las reglas fundamentales son: a) toda crítica está prohibida, b) toda idea es bienvenida, c) tantas ideas como sea posible.
3. Los participantes dicen todo aquello que se les ocurra de acuerdo al problema planteado y cumpliendo las reglas anteriores.
4. Las ideas existentes pueden mejorarse mediante la aplicación de una lista de control; también se pueden generar otras ideas realizando preguntas o juegos que aumenten la creatividad.
5. Evaluación. Tras la generación de ideas, el grupo establece los criterios con los cuales va a evaluar las ideas. Como por ejemplo: adecuación al problema o producto planteado, rentabilidad de la idea, grado de factibilidad, grado de extensión de la idea, facilidad de pronunciación (en el caso de términos en otro idioma), adecuación a la necesidad u objetivo inicial…
Una vez expuesta la teoría, ¡vamos a la práctica!
Todo lo que hace falta es un grupo de personas y un ambiente relajado e informal, exento de críticas, donde la gente se sienta libre para opinar y decir lo que se les ocurra, por muy chocante o rara que pueda parecer la idea.
Nada es imposible 
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